Lo cómodo no siempre es lo mejor
🤔 Del minimalismo y la vida sencilla a ser 'vagos redomados' | ⚖️ Filosofía estoica para la vida moderna
Uno de mis vicios confesables es el café. El café bueno. Tanto es así que ya estoy en el nivel pro de los forofos del café: lo compro orgánico, en grano, y lo muelo casi a diario justo antes de prepararme la primera taza del día. El olor es indescriptible, el sabor, ídem, pero lo mejor de todo es el tiempo que dedico a hacer todo este ritual. Fíjate que digo ‘dedico’, y no ‘tardo’.
Tardas tiempo en hacer algo que haces porque sí, o sin saber por qué; dedicas tiempo a algo que realmente quieres hacer, porque tienes una razón y porque significa algo para ti.
Para algunas personas claramente es tiempo perdido; para mí, que antes era de ‘esas personas’, es tiempo dedicado en hacer algo con atención, intención y mimo, y no tiempo perdido chequeando Instagram nada más levantarme para que una máquina trabaje por mí.
Hace unos minutos acabo de prepararme mi primera taza del día de esta manera, y mientras lo hacía me he dado cuenta de la trampa que nos hacemos nosotros mismos: básicamente hemos confundido lo que significa llevar una vida sencilla, simplificar y ser minimalistas, con hacerlo todo lo más cómodo posible, que nos cueste el mínimo esfuerzo, no para descansar y disfrutar de ese tiempo, sino para perderlo (ahora si, perderlo) con distracciones de bajísima calidad.
Hemos dejado de moler café para tomarnos un sucedáneo que lleva de todo menos café: coprar-menear-beber. Hemos dejado de cocinar para comernos cualquier precocinado que con ‘calentar y listo’ nos promete una alimentación equilibrada. Hemos dejado de movernos de forma natural al aire libre, para hacerlo 45 minutos al día (como si eso fuera suficiente), en una nave a oscuras con música de rave. Hemos dejado de dormir cuando y cuanto necesitamos, y en su lugar nos tomamos cualquier cosa que diga que lleve melatonina…
Y a esto lo llamamos progreso, comodidad, vida moderna…
“Una de las características de esta ‘vida moderna’ es el tiempo que pasamos en nuestra cabeza. Ahora nuestra vida pasa principalmente en nuestra cabeza. No huimos de tigres, sino de los ‘tigres’ que van de un lado a otro de nuestra cabeza en forma de nostalgia por cosas del pasado, y angustia y ansiedad por cosas del futuro que posiblemente no sucedan”.
No lo digo yo, lo dice la reconocida doctora, profesora de psiquiatría en la Universidad de Stanford y especialista en medicina de las adicciones, Anna Lembke. Ha aparecido en el documental de Netflix de 2020 The Social Dilemma, sobre el impacto del mundo digital en nuestra sociedad, en la docuserie de HBO de 2021 The Crime of the Century, sobre el papel de las farmacéuticas en la adicción a los opioides, y de nuevo en Netflix, en el documental Take your pills: Xanax, de 2022, sobre el más que normalizado abuso de este tipo de medicamentos para combatir la ansiedad que nos provoca nuestra ‘vida moderna’.
Es en este documental donde la dra. Lembke y otros expertos explican los mecanismos de la ansiedad, cómo ésta activa el sistema simpático (el de lucha-o-huída) y cómo el famoso medicamento, Xanax, de la familia de las benzodiacepinas, actúa como depresor del sistema nervioso: reduce la comunicación entre neuronas, relaja la respuesta fisiológica de lucha-huida y ‘calma’ la mente. Al relajarnos biológicamente, nos relajamos emocionalmente.
Y dirás, ¿qué tiene esto que ver con lo de moler el café por las mañanas?
Pues que todos esos procesos que hemos simplificado y que nos permiten centrar nuestra atención, ahora los hace una máquina mientras nosotros hacemos otras muchas cosas, creando un ruido mental de fondo permanente que nos altera. ¿Y para solucionarlo qué hacemos? De nuevo simplificar, esta vez en forma de pastilla o de lo-que-sea-pero-ya.
El último episodio del podcast me viene al pelo para este tema. Es sobre estoicismo, o sobre ‘el arte de la buena vida’, que es como define mi invitado Pepe García esta forma de entendernos y entender el mundo. Si os digo la verdad, hasta mi charla con Pepe tenía un poco atravesados a los ‘estoicos’, al menos a esos estoicos que por alguna razón que desconozco solo saben citar a Séneca o Marco Aurelio enseñando el six pack como prueba de su disciplina, y por los que parece que las emociones pasan de largo.
La máxima del pensamiento es que “lo importante no es qué soportas, sino de qué manera", tal y como afirma Séneca, es decir, ya que no puedes controlar lo que pasa a tu alrededor, actúa sobre aquello que si puedes controlar: lo que piensas sobre lo que pasa.
En cuanto a cómo vivir la vida, a nuestra comportamiento, que es a lo que se refiere la rama de ética de esta filosofía, el estoicismo nos propone vivir y actuar de acuerdo a nuestra naturaleza, buscando la ‘excelencia’ (nuestro máximo potencial, no la perfección), y de acuerdo a las virtudes estoicas: la sabiduría práctica, la templanza, la justicia y el coraje.
Despido esta newsletter con una cita de Séneca que es uno de los mantras con los que yo vivo cada día (como si fuera a morir mañana, recuerda la canción de Leiva de hace unas cuantas newsletters 😉):
"Nos quejamos de que nuestros días son pocos, pero actuamos como si fueran infinitos".
Totalmente de acuerdo Jana, muy buen post
Maravilloso post Jana! Las palabras de la Dra. Anna Lembke me parecen que dan el clavo, el tigre físico que nos perseguia se ha convertido en otro , a mi forma de ver, incluso más peligroso, que es el tigre en forma de pensamientos y rumiaciones que nos deboran por dentro, y nos pueden llegar a dejar el alma herida. Un mal muy común en nuestra sociedad actual, que espero no lleguemos tarde en poner solucion.
Un abrazo