🎙 Episodio 248: Humanos híbridos + 📽 'La sustancia', mi reflexión
Esta semana os propongo una profunda reflexión sobre uno de los grandes anhelos del ser humano, la inmortalidad, y el precio que podemos llegar a pagar por la eterna juventud.
¿Cardio o fuerza? ¿Bici o pesas? ¿Barra y discos o clubbells? ¿Salir a correr o ir al gimnasio? Parece una condición intrínseca del ser humano que cuanto más sabe de algo más lo complica todo y eso es lo que está sucediendo con todo lo que tiene que ver con la actividad física y el ejercicio. Hemos pasado de que con 10.000 pasos al día o 150 minutos de actividad física a la semana es suficiente, a debatirnos diariamente entre qué hacer y cómo entrenar.
Hace unas semanas en el episodio número 228 con David Navarro dejamos claro cuál es el planteamiento de este podcast en lo que a actividad física se refiere, que es hacer aquello que nos convierte en seres humanos funcionales y autónomos y no aquello que se pone de moda o veo en redes sociales.
Y esta semana continuamos con ese mensaje central del episodio con David con un nuevo episodio sobre actividad física hablando en este caso del concepto ‘atleta híbrido’. Para entender de dónde viene este concepto nos tenemos que remontar al año 2015, cuando el estadounidense Alex Viada escribió The Hybrid Athlete, con el subtítulo: ‘la guía definitiva para alcanzar el máximo rendimiento en todas las disciplinas’. En él que explica en qué consiste el método de entrenamiento de este tipo de atletas:
“Un método de entrenamiento que hace hincapié en la progresión simultánea en dos o más modalidades de fitness dispares, por ejemplo, powerlifting + carrera o CrossFit + ciclismo”.
Si vas a las redes sociales y buscas este tipo de contenido te aparecerán seguramente cuentas en las que verás cuerpos que parecen de otro mundo realizando hazañas deportivas casi épicas, como competiciones de ultra running, Triatlón o Iron Man incluso con pocas horas de diferencia entre una y otra.
Puedes estar tranquila/o porque no vamos a hablar de eso, esa no es la idea de atleta híbrido que vamos a desarrollar. De lo que vamos a seguir hablando en este episodio es de cómo ser seres humanos funcionales y autónomos, y no solamente a través de la actividad física sino también de la gestión de nuestro capital mental.
Para eso he invitado al podcast a Víctor Téllez, entrenador personal, socio fundador de T-Center, uno de los centros de entrenamiento personal de referencia en Madrid, conductor del podcast La Hoguera y además un tipo excepcional, de verdad que uno de mis grandes descubrimientos de 2024 😊
📽 La Sustancia
Lo digo en la primera linea para que no haya lugar a dudas: ME HA ENCANTADO. Que me sobran algunas escenas gore, sí, pero el trasfondo no puede ser más actual y además la obsesión por la inmortalidad y el precio de la eterna juventud es uno de los temas de estudio de mi tesis doctoral, así que no esperes mis observaciones sobre lo bien que pasan los años por Demi Moore, o un comentario de texto sobre su famoso discurso en los Globos de Oro, no.
Vamos a hablar de cosas más profundas, de cómo en la película se combinan el horror biotecnológico con la sátira social, explorando el deseo insaciable de la humanidad por detener el envejecimiento, la obsesión contemporánea por la juventud eterna, y del diálogo de la obra con los clásicos de la ciencia ficción que han tratado la híperlongevidad y el transhumanismo.
Desde el principio, La Sustancia establece un universo en el que el envejecimiento no es solo una fase natural de la vida, sino un defecto a erradicar. La protagonista se enfrenta a la presión de la industria del entretenimiento, donde la biotecnología ofrece una solución milagrosa para preservar la belleza y la vitalidad. Sin embargo, como ocurre en toda buena historia de ciencia ficción, todo tiene un precio, y cuanto mayor el beneficio, más alto el precio que hay que pagar.
🦾Híperlongevidad y transhumanismo: el nuevo horror biotecnológico
El concepto de la híperlongevidad es una de las líneas de estudio y reflexión del transhumanismo, la corriente filosófica que postula la mejora del ser humano a través de la tecnología. La sustancia revolucionaria que da nombre al film y que satisface el ansia de inmortalidad de los humanos recuerda a otros ‘artefactos narrativos’ del cine como el suero de la eterna juventud en La muerte os sienta tan bien (1992) o la regeneración genética en Elysium (2013).
La película dialoga con clásicos como Blade Runner (1982), donde los replicantes luchan por más años de vida, y El curioso caso de Benjamin Button (2008), que plantea el dilema del rejuvenecimiento extremo, para cuestionar la moralidad de la manipulación biológica y de otras técnicas que se están estudiando y, en algunos casos, aplicando sobre seres humanos que voluntariamente quieren exponerse a ellas y que se lo pueden permitir. En otra newsletter hablaré del documental Don’t Die de Bryan Johnson.
El transhumanismo, en su versión más extrema, busca la erradicación de la muerte mediante la fusión con la máquina o la alteración genética. Sin embargo, películas como Ex Machina (2014) o Ghost in the Shell (1995) nos han advertido sobre los peligros de jugar con los límites de la identidad humana. En La Sustancia, el horror proviene precisamente de esta ambición descontrolada: cuando la biotecnología deja de ser una herramienta para mejorar la vida y se convierte en una prisión de la perfección.
🪞El dilema de la aceptación: entre La mosca y El retrato de Dorian Gray
Uno de los temas recurrentes en el cine a propósito de la longevidad es el miedo al cambio y la negación de la propia mortalidad. En este sentido, La Sustancia se inscribe en la tradición de El retrato de Dorian Gray (1945), donde la juventud eterna conlleva una condena moral, y de La mosca (1986), en la que la transformación física lleva a la deshumanización.
Demi Moore logra transmitir la angustia de alguien atrapado en un cuerpo que ya no le pertenece. Su descenso a la obsesión y la paranoia recuerda al de Natalie Portman en Cisne negro (2010), otra película que explora la presión estética y la autoaniquilación en la industria del espectáculo.
La Sustancia no es solo una película de terror biotecnológico, sino una alegoría de una sociedad obsesionada con la juventud. En un mundo donde la medicina regenerativa y la edición genética avanzan a pasos agigantados, la película plantea preguntas incómodas: ¿dónde está el límite de la mejora humana? ¿Nos volveremos esclavos de nuestra búsqueda de la perfección?
Aquí te lo dejo, en todo lo alto, para que reflexiones y, si quieres, compartas conmigo lo que piensas sobre la película, sobre el tema de la eterna juventud, o sobre el precio de desafiar nuestra naturaleza humana y finita (por ahora).
Hasta la semana que viene.
Abrazo fuerte,
Jana